IDEO, 12/06/17.- Tras un par de meses de preparación, nervios, incertidumbres y alegrías compartidas, hoy puedo decir que me siento orgulloso, muy orgulloso de mis chicas y chicos de Bachillerato. Han dado lo mejor de sí mismos. He vuelto a comprobar que la magia solo puede salir de su motivación, de su autonomía y de su toma de decisiones. Ellas y ellos han elegido «Mamma Mia», se han puesto de acuerdo para repartir los papeles, se han dividido en comisiones según su interés y se han convertido sin darse cuenta en una compañía de teatro.

No hay mejor aprendizaje que el que se hace de la mano de iguales. Los proyectos colectivos, bien gestionados, aportan ese componente emocional básico en el proceso de asimilación de los contenidos. La sinergia y la cohesión grupal de aquellos y aquellas que crean juntos es poco o nada comparable a otras situaciones de aprendizaje más individualistas.

Estoy convencido de que van a recordar esta experiencia toda su vida. ¿Por qué sé que han aprendido? Porque no solo lo han disfrutado, además, han tenido claro el objetivo desde el principio, se han marcado una meta y le han visto utilidad al camino que estaban recorriendo. Ese es el aprendizaje significativo, el que deja poso. Un proceso en el que volcar lo aprendido en las distintas materias. Han aplicado lo que saben a una situación nueva. Han creado conexiones entre contenidos de una manera práctica. Esa es la clave de la autonomía y de lo que en Escuela Ideo entendemos como formación integral y preparación para la vida.

Y en medio de todo este torbellino de energías, estaba yo, observando con admiración lo que iba surgiendo de la nada. ¿Cuál ha sido mi papel como profe? Estar ahí, apoyándoles, resolviendo algún asunto puntual, atendiendo sus peticiones, canalizando su energía pero sobre todo, dejándoles ser, crecer y crear. Poco más.

Creo que un buen docente escucha más que cuenta y acompaña más que dirige. Yo sigo aprendiendo de vosotras y vosotros, con vosotras y vosotros. Y sigo sorprendiéndome cada año de lo que sois capaces. Esta pasión no la he visto nunca cuando hacen los ejercicios de un libro de texto. ¿Por qué se siguen empeñando algunos?

No es tan difícil, de verdad. Escuchar y dar espacio y surge el milagro. Alumnas y alumnos que empezaron tímidos en clase, hoy lo han dado todo sobre el escenario. Ese es el mejor premio. Gracias por momentos así. ¡Sois muy grandes, bachilleres!

(Iván Sabau, Profesor de Secundaria y Bachillerato, Escuela Ideo)